Explosiones, saqueos, tiroteos y escapes de presos: Ecuador sumido en el caos
Un grupo de hombres encapuchados y armados irrumpió el martes en un canal de televisión de Guayaquil, la ciudad más grande de Ecuador, durante una transmisión en vivo. Antes de que los intrusos fueran sometidos y detenidos, tomaron como rehenes a los presentadores y al personal y se enfrentaron a la policía con disparos.
La violencia televisada, captada en vivo, estalló mientras el país sudamericano se había sumido en el caos esta semana, cuando el poderoso líder de una banda desapareció de una cárcel, se desataron levantamientos en varias penitenciarías y guardias fueron secuestrados y amenazados por reos.
En la señal en vivo se logra escuchar cuando uno de los hombres que irrumpió en el canal pidió que le conectaran un micrófono porque pretendía enviar un mensaje sobre las consecuencias de meterse “con las mafias”. La policía intervino antes de que pudiera hacerlo. Los hombres también forzaron a los presentadores y al personal retenido para que le pidieran al presidente que no interviniera.
La policía anunció en redes sociales que habían aprehendido a 13 personas en relación con el incidente, y que habían encontrado “armas, explosivos y otros indicios”. Los rehenes fueron liberados, asegura la publicación.
Hasta el martes por la tarde, al menos ocho personas habían muerto y otras dos habían resultado heridas en episodios violentos en Guayaquil, según el alcalde de la ciudad, Aquiles Alvarez, quien dio una rueda de prensa junto al jefe de policía. Las autoridades también aseguraron que cinco hospitales habían sido atacados.
También se registraron explosiones, vehículos incendiados, saqueos y tiroteos en todo el país, y las autoridades anunciaron que otro líder importante de un grupo criminal y otros reos se habían fugado de otra prisión.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, declaró el martes la existencia de un conflicto armado interno y ordenó a las fuerzas armadas“neutralizar” a dos decenas de grupos, a las que describió como “organizaciones terroristas”según una publicación en X, la plataforma antes conocida como Twitter.
Se cerraron tiendas, escuelas, oficinas gubernamentales y edificios. Los trabajadores fueron enviados a casa, y las calles en Quito y Guayaquil estaban atestadas de tráfico.
“Era un caos, como te puedes imaginar”, dijo Carolina Valencia, quien visitaba a su familia en Guayaquil desde Nueva York. “Había tráfico por todas partes porque la gente solo quería llegar a casa. Los autobuses no funcionaban del todo, así que la gente se subía en la parte trasera, que está abierta, de las camionetas”.
“Había mucha desesperación”, añadió. “Desde que desapareció este gánster, todo el mundo tiene un miedo constante”.
Noboa, quien ha puesto entre sus prioridades el restablecimiento de la seguridad en un país inmerso en la violencia impulsada por el auge del negocio de la droga, ya había declarado un estado de excepción y desplegado a más de 3000 oficiales de la policía y el ejército para ubicar a Adolfo Macías, el líder fugado.
El decreto de 60 días impone un toque de queda nocturno a nivel nacional y permite que el ejército patrulle las calles y controle las prisiones.
“Se acabó el tiempo en el que los condenados por narcotráfico, sicariato y el crimen organizado le dictaban al gobierno de turno qué hacer”, dijo Noboa en un video en el que anunciaba la medida el lunes, y agregó que era necesario que las fuerzas de seguridad tomaran el control del sistema penitenciario de Ecuador.
Macías, cabecilla de la banda Los Choneros quien es más conocido como “Fito”, desapareció el domingo de una cárcel superpoblada ubicada en la ciudad costera de Guayaquil, desde la que ha supervisado las operaciones de su grupo durante mucho tiempo.
El gobierno había ordenado el traslado de convictos de alto perfil, incluido Macías, de las celdas donde han estado dirigiendo sus redes criminales a un centro de máxima seguridad. Según los expertos en el sistema penitenciario, esa decisión puede haber provocado la fuga de Macías y las revueltas en la prisión.
Algunos expertos en seguridad creen que hasta una cuarta parte de las 36 prisiones del país están controladas por bandas. Noboa prometió que retomaría el control de las prisiones, que se han convertido tanto en sedes de bandas como en centros de reclutamiento para grupos del crimen organizado.
La semana pasada, Noboa anunció su intención de celebrar un referéndum sobre unas medidas de seguridad, entre las que se incluyen penas más duras para delitos como el asesinato y el tráfico de armas y la ampliación del papel del ejército.
Noboa asumió el cargo en noviembre tras unas elecciones dominadas por las preocupaciones por la seguridad y la economía. En los últimos años, la violencia se ha disparado debido a la lucha de las bandas por el control de las lucrativas rutas del narcotráfico que transportan estupefacientes hacia Estados Unidos y Europa.
Durante la campaña electoral, estos temores se vieron amplificados por el asesinato de otro candidato presidencial, Fernando Villavicencio, quien poco antes de su muerte había declarado que estaba amenazado por Los Choneros.
Es probable que Macías sea el más conocido de los líderes delictivos que dirigen las operaciones de narcotráfico desde las cárceles del país, y se cree que su grupo fue uno de los primeros en establecer vínculos con poderosos cárteles mexicanos en Ecuador.
Macías, quien cumple una condena de 34 años por delitos que incluyen el tráfico de drogas, ya se había fugado de la cárcel en 2013. Se convirtió en el líder de Los Choneros alrededor del año 2020 y ha presidido las actividades de la banda desde su celda en la prisión de Guayaquil, que forma parte de un complejo penitenciario que alberga a unos 12.000 reclusos.
Tras el asesinato de Villavicencio el verano pasado, Macías fue trasladado por poco tiempo a un ala de máxima seguridad del mismo complejo. Pero su abogado apeló y un juez ordenó que Macías volviese a ser trasladado a su lugar predilecto en la cárcel de Guayaquil, lugar que sirve de base a Los Choneros.
Macías lo celebró publicando un video musical al estilo de un “narcocorrido”, un género originario de México que glorifica las hazañas violentas de los narcotraficantes.
El mes pasado, Noboa anunció sus planes para tomar el control de las prisiones del país y dijo que empezaría con medidas como cortar el acceso de Macías a las tomas de corriente y a los routers. “Lo pueden ver en YouTube. Mire la celda de Fito, cuatro enchufes”, dijo Noboa en una entrevista. “Tiene más enchufes una celda en la penitenciaría del Litoral que un cuarto de hotel”.
Se descubrió que Macías no estaba en su celda durante una redada implementada por la policíaen busca de contrabando. Su fuga se produjo cuando estaba previsto que él y otros delincuentes de alto nivel fueran enviados a una prisión de máxima seguridad, según las autoridades.
El 8 de enero, un alto funcionario gubernamental sugirió que Macías podría haberse enterado de su inminente traslado a través de una filtración del gobierno. “Estaríamos hablando de algo muy grave”, dijo el viceministro Esteban Torres, y agregó que eso “significaría que hay putrefacción en los más altos niveles de gobierno”.
Controlar las cárceles de Ecuador es vital para asegurar que los esfuerzos para erradicar la corrupción sean efectivos, dijo Will Freeman, miembro de estudios sobre América Latina en el Consejo de Relaciones Exteriores.
“Hay que asegurarse de que cuando se envía gente a la cárcel por lavado de dinero o por trabajar en complicidad con el crimen organizadocomo funcionarios públicos, el castigo sea significativo y no sigan operando redes criminales desde las cárceles”, dijo.
Afirmó que un estado de excepción podría ayudar a estabilizar las prisiones porque la entidad encargada de administrar el sistema penitenciariono había logrado controlar a las bandas, sin embargo, no es una solución a largo plazo. Señaló que el predecesor de Noboa había impuesto medidas similares en varias oportunidades.
“Obviamente no mejoraron la situación de forma duradera”, dijo.
Jorge Núñez, un antropólogo que ha estudiado el sistema penitenciario ecuatoriano durante años, dijo que Noboa no estaba haciendo nada diferente en lo que respecta al sistema penitenciario.
“Es una mezcla de improvisación y básicamente tratar de seguir haciendo lo mismo”, dijo Núñez, quien agregó que el gobierno anterior había entregado las prisiones a la policía, que había pasado por alto “el crecimiento y el empoderamiento desmesurado de las bandas prisioneras”.
Los privilegios concedidos a los líderes de los cárteles aumentaron con el tiempo, añadió.
Las redadas en las prisiones no solo han revelado grandes alijos de armas y aparatos electrónicos, sino también cerdos, gallos y una zona que se usaba para peleas de gallos.
El lunes por la noche, al acercarse el primer toque de queda, las calles de Quito, la capital, quedaron rápidamente desiertas. Solo se veían coches de la policía y ambulancias, en una tranquilidad que recordaba al confinamiento de la pandemia de COVID-19.
“El toque de queda nos afecta directamente”, dijo Junior Córdova, propietario de un restaurante en Quito. “Hemos tenido un comienzo del año súper bueno, pero ahora se ve opacado por esto, porque la gente comienza a tener miedo”.
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