México posesiona a Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta
Claudia Sheinbaum asumió este martes 1 de octubre como la primera presidenta de México, para el sexenio 2024-2030, tras recibir el mando de manos de su aliado, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
«Es tiempo de transformación y es tiempo de mujeres”, dijo la flamante mandataria, de 62 años, en la ceremonia de investidura en la Cámara de Diputados. El país norteamericano arrastra un pesado historial de discriminación y violencia de género, donde unas 10 mujeres son asesinadas diariamente.
«Por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación», dijo la exalcaldesa de Ciudad de México (2018-2023), que asumió el poder en el país de habla hispana más poblado del mundo en presencia de numerosos dignatarios extranjeros, como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, y el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
Un personaje de alto perfil que brilló por su ausencia en la ceremonia fue el rey Felipe VI de España, a quien Sheinbaum rechazó invitar acusándolo de no reconocer el daño causado a los pueblos originarios por la colonización, entre los siglos XVI y XIX.
A las 17:00 horas, Sheinbaum recibirá el bastón de mando de los pueblos indígenas en el Zócalo de Ciudad de México, la mayor plaza pública del país, donde la mandataria tendrá su primer acto masivo como jefa de Estado y ofrecerá un discurso.
Heredera de López Obrador
Científica de carrera, Sheinbaum alcanzó la victoria con la promesa de continuar con la agresiva agenda de reformas del izquierdista, Andrés Manuel López Obrador, su mentor.
El mandatario saliente dejó el palacio presidencial tras un mandato único de seis años (en México no hay reelección) y una popularidad cercana al 70%, principalmente por sus políticas enfocadas en ayudar a los más pobres.
Cede a Sheinbaum el liderazgo de una nación donde los asesinatos y secuestros son cotidianos y los sanguinarios cárteles de la droga controlan vastas porciones del territorio.
Sheinbaum prometió este martes que en su gobierno «garantizará todas las libertades», y negó que ocurra una «militarización» de la seguridad pública y un retorno a la ‘guerra contra el narco’.
«Les manifiesto: en nuestro gobierno garantizaremos todas las libertades, la de expresión, de prensa, de reunión, de movilización. La libertad es un principio democrático y nosotros somos demócratas, se respetarán los derechos humanos y nunca usaremos la fuerza del Estado para reprimir al pueblo», declaró en su primer discurso.
La creciente violencia criminal, vinculada al narcotráfico y a bandas dedicadas a la extorsión, entre otros delitos, deja un saldo de más de 450.000 asesinatos en el país desde finales de 2006.
Aunque Sheinbaum ha dicho que mantendrá la polémica estrategia de su predecesor de «abrazos, no balazos«, basada en emplear políticas sociales para abatir las causas de la criminalidad, algunos expertos esperan cambios en su enfoque.
La nueva presidenta también deberá afrontar las consecuencias de una polémica y reciente reforma judicial, que convertirá a México en el único país del mundo en elegir a todos sus jueces por voto popular.
López Obrador alega que este cambio era necesario para limpiar un poder judicial «podrido» que sirve a los intereses de la élite política y económica.
La reforma constitucional, cuyos críticos argumentan que hará más fácil que los políticos y el crimen organizado influyan en los tribunales, molestó a los inversores extranjeros, así como a sus principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá.
Aun así, expertos creen que Sheinbaum mantendrá buenas relaciones con quien gane las elecciones estadounidenses de noviembre próximo, especialmente si es la demócrata Kamala Harris, quien también sería la primera mujer presidenta de su país.
Fuente: Revista Vistazo