Hospitales bajo control militar: el Gobierno recurre nuevamente a las Fuerzas Armadas para enfrentar la crisis
El anuncio lo hizo el ministro de Salud, Jimmy Martin, en rueda de prensa del 12 de agosto de 2025. “No vamos a permitir que el sistema de salud siga captado por diferentes grupos que no comparten los intereses de todos los ciudadanos», indicó. Además, dijo que asumirán la gerencia «con la disciplina, transparencia y eficiencia que caracterizan a las Fuerzas Armadas”.
El Ministro de Salud señaló que la reestructuración administrativa dará «más seguridad para los pacientes y el personal de salud, más confianza en nuestras instituciones y cero tolerancia a la corrupción», según se lee en el comunicado de la Cartera de Estado.
Las nuevas autoridades llegan a un sistema de salud en crisis por el desabastecimiento de medicinas e insumos médicos; amenazas y vacunas a los profesionales de la salud; falta de alimentos para pacientes y personal; así como denuncias de corrupción.
Pablo Herrera Salazar, Luis Obando Espinosa y Marco Zambrano Agama, capitanes de la Armada, son quienes asumirán la dirección de los hospitales Guasmo Sur, Monte Sinaí y Universitario, respectivamente.
Herrera y Zambrano son médicos; mientras que Obando es licenciado en Logística Naval. Los tres tienen maestrías en Gerencia Hospitalaria y experiencia en administraciones de espacios similares.
No es la primera vez que el Gobierno involucra a los miembros de las Fuerzas Armadas en hospitales, de hecho, Herrera ya estuvo al frente de esa gerencia. También hubo una intervención, en conjunto con la Policía, en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo, a principios de este año.
Pese a esos esfuerzos, la crisis persiste en esos y otros centros de salud.
¿Los militares están capacitados para ejercer funciones por fuera del combate?
Carla Álvarez, experta en políticas de seguridad y docente del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), dice que la formación de los militares está orientada al combate de amenazas armadas y la defensa del territorio nacional, no ve que los uniformados tengan las herramientas que garanticen el combate a la corrupción solo por ser parte de las Fuerzas Armadas.
«En un hospital, en una aduana, lo que se necesitan es hacer una trazabilidad de los procesos corruptos, del contrabando, de los ilícitos que se cometen. Se necesita controles administrativos, adquisiciones de tecnología, y esto no necesariamente van a hacer los militares porque no es parte de su formación», aseguró la experta.
La docente de la IAEN dice que la criminalidad se adapta a las necesidades de la operación, por lo que no es un impedimento per se el que los administradores sean uniformados. Por el contrario, asegura que la infiltración de las mafias es una posibilidad en cualquier instancia.
Además, no ve conveniente que las instituciones busquen alguien externo para resolver los problemas porque eso debilita su institucionalidad.
Wagner Bravo, exsecretario de Seguridad y general del Ejército, explica que el Gobierno recurre a las Fuerzas Armadas cada que hay escándalos de corrupción o mafias porque es un recurso con respaldo ciudadano y del cual puede disponer con facilidad.
Explica que, aunque existan oficiales capacitados para dirigir los hospitales, el utilizar el personal para ese fin debilita su capacidad operativa y distrae su atención del principal rol: defender la soberanía.
Militares en cárceles, hidroeléctricas, puertos…
Desde 2021, cuando comenzó la escalada de violencia en Ecuador, los gobiernos han recurrido a la fuerza pública para intentar recuperar el control en espacios como las cárceles, mediante la emisión de decretos ejecutivos de estado de excepción, y desde enero de 2023, por motivo de la declaratoria de conflicto armado interno.
En las cárceles, la violencia ha disminuido, en este año no se han registrado matanzas. La estrategia fue colocar campamentos en los exteriores de los centros penitenciarios.
Sin embargo, también ha sido recurrente la penetración del narco en las filas de las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, se detuvo a 19 militares por la fuga de alias Fede, cabecilla del grupo armado Los Águilas, de la Penitenciaría del Litoral.
FUENTE: Ecuavisa

