La presencia militar de Donald Trump en el Caribe aumenta la tensión en toda Latinoamérica
Han pasado ya dos semanas desde que Donald Trump desplegó buques de guerra en el mar Caribe con 4 500 soldados. Aunque el objetivo oficial de Washington era combatir el narcotráfico, y en particular al Cártel de los Soles, que según EE. UU. es liderado por Nicolás Maduro, analistas consultados en POLÍTICAMENTE CORRECTO advierten que la estrategia podría tener un alcance mucho mayor en la región.
Grace Jaramillo, internacionalista y catedrática de la University of British Columbia en Canadá, considera que la tensión entre Venezuela y Estados Unidos difícilmente terminará en una invasión militar. Mas bien, la analista sugiere que Trump busca enviar un mensaje de presión a toda Latinoamérica.
La experta en materia exterior añade que, por ahora, Trump enfrenta elecciones intermedias en EE. UU., por lo que más que iniciar una guerra en la región, su prioridad temporal es militarizar ciudades estratégicas como Washington, Chicago o Nueva York para ganar ventaja electoral.
En la misma línea, Esteban Santos, abogado internacionalista y decano de la Universidad Hemisferios, descarta una invasión de EE. UU., porque ninguno de los dos países saldría beneficiado. Además, Santos apunta a un número mínimo de soldados estadounidenses.
“En 1989, para entrar en Panamá, EE. UU. necesitó 27 mil soldados, considerando que ese país es 12 veces más pequeño que Venezuela. Además, Trump prefiere que lo vean como pacificador, no como iniciador de guerras”, señaló.
Para Santos, todo el despliegue de fuerza marítima responde más a una estrategia política para fragmentar al chavismo desde dentro, debilitar a Maduro y abrir la puerta a un diálogo posterior con la Casa Blanca.
Santiago Carranco, internacionalista y docente en la Universidad Internacional (UIDE), considera que la motivación real de este conflicto estaría en el petróleo. “Desde 2020, Venezuela ha aumentado su venta de crudo a China, Rusia e Irán. Esto preocupa a EE. UU. Por eso, Trump buscará que esas compras pasen también por su país como intermediario”, sostiene.
Mientras la tensión geopolítica entre EE. UU. y Venezuela se mantiene en incertidumbre, el secretario de Estado de ese país, Marco Rubio, anunció una gira por México y Ecuador, lo que ha despertado expectativa en la región. El Departamento de Estado adelantó que, en México, la agenda se centrará en seguridad y migración. Pero en Ecuador aún no está claro el objetivo.
Para Carranco, la intención del país norteamericano podría ser pedir a Ecuador que reciba solicitantes de asilo y migrantes de otros países. Sin embargo, cree que el gobierno de Daniel Noboa debe aprovechar la ocasión para negociar ventajas económicas.
Grace Jaramillo coincide con la idea y señala como un excelente momento para negociar otra vez los aranceles. “Ecuador es uno de los tres grandes aliados de EE. UU., pero paga el mismo 15 % de arancel que Venezuela o Nicaragua, mientras países como Chile o Perú tienen porcentajes menores. Es momento de negociar”.
Esteban Santos añade que Daniel Noboa, más allá de su cercanía con Donald Trump, no debe descuidar sus vínculos con otros países actores. “Aunque es aliado de EE. UU., ha mantenido relaciones con China, Corea del Sur, Japón y ahora Brasil. Este escenario geopolítico es una oportunidad para que Latinoamérica vuelva a ser un centro de atención para el mundo”, concluyó el internacionalista.