Ocho meses sin respuestas: familia de Dayana Pérez exige la captura del principal implicado en su femicidio
Han pasado casi ocho meses desde que Dayana Pérez fue encontrada sin vida dentro de un vehículo en los exteriores del terminal de Carcelén, al norte de Quito. Aunque el principal sospechoso, Kevin Alberto C. Z., confesó el crimen a un conocido, su paradero continúa siendo un misterio y las autoridades aún no logran dar con él.
El asesinato ocurrió en abril de 2025 y conmocionó a la capital por la brutalidad del hecho. Según el relato de la familia, el hombre llegó a justificar el ataque ante su jefe con la frase: “se me pasó la mano”. Incluso envió un escueto mensaje a los allegados de la víctima pidiendo perdón.
Violencia previa ignorada
La agresión no fue un hecho aislado. Un mes antes del femicidio, Dayana había obtenido una boleta de auxilio tras denunciar que Kevin la amenazó de muerte y la atacó con un destornillador. Sin embargo, esa medida no se tradujo en protección real.
Su hermana, María Fernanda, asegura que nunca fueron notificadas de la boleta: “Si nos avisaban, la cuidábamos. Ella necesitaba apoyo y estaba emocionalmente vulnerable”.
Pese a los antecedentes, la orden de captura no se emitió de inmediato. Solo hace pocas semanas, Interpol activó una notificación azul, que permite solicitar información adicional, pero no implica arresto automático.
Un proceso lleno de retrasos
El avance judicial ha sido lento. La familia denuncia múltiples cambios de fiscales y decisiones tardías. El caso inicialmente fue investigado como homicidio, y solo tras reunir más de 23 elementos de convicción se lo reclasificó como femicidio.
La falta de captura mantiene paralizado el expediente. “Nos pedían esperar a que él se entregue. ¿Cómo va a entregarse si está huyendo?”, cuestiona la hermana de la víctima. En una muestra del desorden institucional, incluso recibieron una citación para que Dayana acudiera a una audiencia semanas después de su muerte.
Una relación marcada por el control y la agresión
Dayana, docente de profesión y la menor de tres hermanas, conoció a Kevin mientras trabajaba como mercaderista. Con el tiempo, la relación se volvió violenta: celos, control y vigilancia constante.
En marzo, la situación escaló cuando él la interceptó, tomó su celular y escribió mensajes ofensivos haciéndose pasar por ella. Ese día la golpeó, la amenazó de muerte y la atacó con un destornillador. La joven terminó definitivamente la relación en enero, pero él insistió y la perseguía mediante correos y apariciones inesperadas.
La noche del crimen
El 4 de abril, el sospechoso habría estrangulado a Dayana en un vehículo en el sector de La Argelia. Después trasladó el cuerpo a la casa de sus padres y finalmente recorrió varios kilómetros hasta Carcelén, donde lo abandonó. Cámaras de seguridad registraron parte de su recorrido.
Investigaciones revelaron que Kevin utilizaba una aplicación de GPS para rastrear los movimientos de la joven.
Temor por una fuga internacional
Tras el asesinato, otra mujer de nacionalidad venezolana aseguró que Kevin intentó matarla años atrás, lo que la llevó a escapar a Ecuador. La familia cree que el sospechoso pudo huir a Colombia o Venezuela, países donde tendría doble nacionalidad. Los padres del implicado también abandonaron Ecuador días después del crimen.
Mientras tanto, el caso continúa sin avances importantes y la familia insiste en que la falta de acción temprana permitió que el acusado escape.

