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Quito: las quebradas de Carapungo y San Antonio son usadas como botaderos

La vegetación se perdió debajo de un enorme manto de escombros y basura en ambas laderas de la quebrada del sector La Puntilla, en Carapungo, norte de Quito. Se trata de un problema que en el lugar supera las dos décadas, con el que los vecinos conviven a diario sin encontrar salida y sigue ahí.

“Es más fácil, más cómodo botar donde aparentemente no viviera nadie, pero habemos una comunidad. Lamentablemente, al ver gente que viene a botar escombros somos amenazados, han sacado machete”, manifestó Angelina Gajardo, vecina del sector.

“Vienen a botar basura, animalitos muertos. Estamos mal de salud hay mucha infección aquí. Si viene el recolector de basura, pero la gente no tiene cultura”, expresó Jorge Prado.

Más al norte, en San Antonio de Pichincha, quebradas y sus bordes son tomados como depósito de desechos. En el sector de las antiguas piscinas, al filo de la quebrada del río Monjas, muebles, piedras, tierra, costales con material de construcción, madera, entre otros se arrojan sin medir consecuencias.

“Pedimos que todos los materiales vayan a Tanlagua que no se boten en carreteras. Vienen a botar colchones de casa, recién va votando una volqueta”, dijo Gerardo Chipantaxi, conductor de camioneta.

En el sector Caspigasí, en San Antonio, la variedad de desperdicios forma parte del paisaje. Hay guardachoques, inodoros, madera, costales, maletas, en una larga franja de contaminación. En el barrio Pucará de Rumicucho, en la misma parroquia, la quebrada está llena de tierra y materiales de todo tipo, incluso en su acceso arrojaron cientos de pequeñas fundas de sedimentos.

Es una realidad que dificulta la vida de quienes habitan cerca de ella. “Desde las 3 o 4 de la mañana vienen camiones y botan la basura que se está haciendo como un relleno. “Están disminuyendo la quebrada porque están haciendo relleno de manera ilegal”, expresó Francisca Espinosa, moradora del barrio Pucará.

En la ciudadela Atahualpa, en el sur de Quito, la presencia de habitantes de calle hace que el filo de la quebrada del río Machángara esté lleno de desperdicios que con las lluvias terminan en las aguas, o enredados en la vegetación.

Lo mismo en la quebrada Monjas, en el barrio Rumihurco Sur, los escombros y basura se arrastran hasta el río, donde incluso habitan plagas.

En Quito, la secretaría de ambiente ha identificado 800 quebradas, 182 son consideradas priorizadas; es decir, que requieren permanente intervención y 88 constantemente monitoreadas por deslizamientos y arrojo de desechos.

Fuente: Ecuavisa

Camila Becerra

Periodista por la Universidad Central del Ecuador, soy locutora de radio, reportera de noticias y redactora del portal web Cero Latitud

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